Cinta Vidal: «Me inspiran las relaciones con el mundo que nos rodea»

Hay personas que no paran de dibujar o pintar desde niños. Lo llevan dentro. Es el caso de Cinta Vidal. Esta creadora de Barcelona estudió un Ciclo Formativo de Grado Superior de Ilustración en la Escuela Massana. A los 16 años tuvo la oportunidad de entrar como aprendiz en el Taller de Escenografía Castels Planas de St. Agnès de Malanyanes. Fue allí donde a lo largo de los años, Josep y Jordi Castells le enseñaron el oficio de pintar telones y su pasión por la escenografía.

Cinta Vidal ha colaborado pintando telones de gran formato para compañías de ópera y teatros europeos e internacionales. Nunca ha dejado de experimentar con la ilustración. Ha trabajado como freelance para varias empresas y poco a poco ha ido redirigiendo su rumbo hacia el mundo de la pintura y la creación propia.

Vamos a ponerle banda sonora a esta entrevista. Dale al play a la canción escogida por nuestra invitada de hoy.

Cinta, ¿qué te inspira a la hora de pintar?

¡Muchas cosas! Pero sobre todo las relaciones que tenemos con el mundo que nos rodea. No lo podemos ver desde un solo punto de vista, aunque nos lo parezca. Es imposible.

Me fascina el hecho de que compartimos los mismos espacios, pero los vemos y habitamos de formas muy variadas. Por eso siempre estoy buscando nuevas arquitecturas, personajes, muebles, etc.

¿Cuáles dirías que son tus influencias? ¿Y tus artistas fetiche?

Siempre me han gustado los clásicos como Caravaggio o Vermeer, fueron unos grandes maestros de la luz. Obviamente, me alucina el domino brutal de las leyes de la perspectiva y las ilusiones ópticas de Escher, me fascina Hopper con sus personajes perdidos en arquitectura y me parecen maravillosas las ambientaciones de Miyazaki para estudio Ghibli.

¿Cuándo te iniciaste en el mundo de la pintura? ¿era tu profesión soñada de niña?

En casa ya había un interés muy grande por el arte cuando yo nací. Mi hermana dibujaba mucho y yo me empapé de todo eso. Con 16 años entré a sustituirla en el Taller de Escenografía Castells Planas, en Santa Agnès de Malañanes, y allí vi muy claro cuál era mi vocación. Descubrí un mundo que me apasionó. Allí aprendí un oficio, un rigor y una profesión. Me enseñaron a pintar en mayúsculas. Adquirí técnicas, aprendí a pintar a gran escala y profundicé en el claroscuro y la arquitectura.

¿Recuerdas cuál fue tu primer encargo “en serio” como profesional?

Recuerdo una profesora de catalán en el instituto. Siempre me pillaba dibujando en vez de hacer lo que debería y me reñía. Un día, fuera del entorno del instituto, me pidió que ilustrara un cuento que había escrito ella. ¡Y me pagó por ello! Fue la primera vez que cobré por dibujar y me hizo mucha ilusión.

Háblanos un poco acerca de tu espacio de trabajo, ¿cómo es? ¿qué te rodea al trabajar?

Tengo el taller en casa, en el piso de arriba. Hace poco lo reformé y mejoré. Esta separado en zona de despacho (limpia) y zona de taller (sucia). Es pequeñito, así que procuro organizarme bien porque es muy fácil que aparezca el caos y todo pase a ser zona sucia… Tengo dos gatas que siempre están conmigo mientras pinto, me dan mucha paz. Vivo en un pueblo, es un entorno muy tranquilo y me encanta.

¿Cómo suele estructurarse tu jornada normal de trabajo?

No soy muy disciplinada en cuanto a horarios. Solo me impongo horarios estrictos cuando tengo una exposición marcada en el calendario. Procuro hacer cada día un poco trabajo de oficina para que no se me acumule. Me gustaría sólo pintar, pero ¡los autónomos tenemos que hacer de todo!

«Donde normalmente me siento más libre experimentando es en el boceto» afirma Cinta Vidal

¿Crees que en nuestro país se valora los suficiente el trabajo de los pintores, muralistas o ilustradores?

No. La cultura en general está muy infravalorada por las instituciones españolas. Cuando entré en contacto con una galería de Los Ángeles (con la que trabajo desde hace 4 años) me di cuenta que en Estados Unidos se lo toman mucho más en serio. Hay más oportunidades fuera de España que dentro. Es una gran pena porque aquí hay mucho talento y muchas entidades con ganas de apoyarlo, pero es difícil recibir ayuda y reconocimiento.

Vemos que desde hace tiempo te dedicas a crear obra propia. ¿Crees que es una utopía tratar de vivir de tu arte?

En mi caso lo veía como una utopía, pero desde hace 4 años es una realidad. Cruzo los dedos porque siga así. Tengo la suerte de poder trabajar de lo que me gusta. No acepto encargos y escojo los proyectos de mural que me parecen más atractivos. Después de años trabajando mucho “picando piedra” veo que tanto sembrar tiene su recompensa. Soy muy consciente de que soy afortunada. A ver lo que dura.

Cuéntanos el trabajo del que más orgullosa te sientes a día de hoy.

Quizá el mural que realicé en 2017 para el Museo de Arte de Hawái en Honolulu. Uno de los más grandes que he realizado hasta la fecha. Se trata de un museo de arte y, por lo tanto, eso ya tiene una connotación muy importante. Hice el ejercicio de contextualizar el mural, de buscar todos los elementos que hay dentro del museo y sacarlos a relucir. A día de hoy, como resultado, el museo lo está usando para las visitas infantiles. Cuando vienen los niños se les pregunta: ¿qué es este elemento?, ¿de qué cultura es? Luego pasan a la sala que está justo detrás del muro y ven la pieza de arte de verdad. Para mí es algo muy bonito pensar que mi mural funciona como elemento didáctico.

La obra de Cinta Vidal es muy diversa. Abarca ilustraciones, pinturas y hasta murales. ¿En qué formato te sientes más cómoda y cuál define mejor a tu trabajo? ¿Cómo fue la evolución entre estas técnicas?

Donde yo normalmente me siento más libre experimentando es en el boceto, tanto de un mural, como de un cuadro. En el boceto es donde surge todo y ahí es donde borro, redibujo, cambio… Lo puedo hacer en el tren, en un bar y en cualquier parte.

Me encanta pintar cuadros en la tranquilidad del taller, tengo más libertad creativa, pero estoy muy sola. Y en el mural, sin embargo, el concepto siempre lo relaciono con el entorno. Hay un factor de riesgo, estoy en el exterior y pueden pasar muchas cosas, pero tiene una parte mucho más social y lo disfruto mucho.

Algunas de tus obras nos recuerdan al trabajo de M. C. Escher. Se enriquecen mucho de la geometría, la perspectiva o la falta de gravedad. ¿Qué narración o intención esconden tus obras bajo estas premisas? ¿Pueden colocarse desde cualquier lado o punto de vista?

Cada persona tiene su perspectiva del mundo y mi trabajo es mi manera de expresar esta idea: uno no puede ver algo en todos sus puntos de vista al mismo tiempo, siempre hay una elección, una percepción. También me gusta descontextualizar los elementos, soltándolos por el aire, porque eso les da otro valor, los aísla y acentúa.

Pinto de manera realista (en lugar de trabajar en abstracto) para ayudar al espectador a reconocer el espacio cotidiano que todos habitamos, ayudándoles a comprender el laberinto ordenado que es esta propuesta. Quiero que los espectadores reconozcan lo que están viendo, pero que lo vean de una manera muy diferente a la habitual.

Mucha gente me compara con MC Escher, y es todo un honor porque admiro mucho su trabajo.

Cinta: «Cada persona tiene su perspectiva del mundo y mi trabajo es mi manera de expresar esta idea» 

¿Qué rol juega la arquitectura en la obra de Cinta Vidal?

La representación arquitectónica viene de cuando trabajé en el taller de escenografía, porque todos los telones representaban espacios. Los protagonistas en el teatro son los actores, por lo tanto, los murales o bien representan la naturaleza o bien espacios arquitectónicos. Aprendí mucho trabajando el entorno y, de forma natural, empecé a trabajar más espacios que personas.

Creo que es un arte muy completo que mezcla el dibujo, la escultura, la funcionalidad y otras áreas. Nunca estudié arquitectura porque creó que su parte técnica me aburriría, pero admiro el trabajo de los arquitectos. Sobre todo me gusta esa “cultura intrínseca” que podemos encontrar en todo edificio.

Gran parte de tus pinturas las has realizado directamente sobre un tablón de madera. ¿A qué se debe este soporte en concreto?

Me gusta la madera porque es un material noble. Añade textura y calidez a la imagen. Además, es un fondo de tono neutro donde puedo resaltar los elementos con sombras y brillos. También me permite jugar con distintos tipos de maderas, con tonos y betas muy variadas. Últimamente he probado pintar sobre tela. Me ha gustado pero sigo prefiriendo la madera.

Cada vez estamos más acostumbrados a descubrir nuevos murales paseando por nuestras ciudades. ¿Qué te parece este soporte para dar a conocer autores nacionales? ¿Consideras que hay apoyo por parte de los organismos públicos?

Me parece muy interesante. Los murales dan vida a los barrios y ciudades, pueden ser un buen medio para atraer visitantes a zonas deshabitadas o marginales. Creo que hay gestionarlos bien y no abusar de ellos. Las instituciones deben ayudar en su creación pero siempre respetando los espacios donde se pintan y teniendo en cuenta la gente que habita en ellos.

¿Dónde podríamos encontrar murales de Cinta Vidal en España? ¿Has desarrollado alguno en Madrid?

He pintado murales en Estados Unidos, en Japón, Hong Kong, Hawái, Canadá… En Barcelona pinté uno en la Universidad Internacional de Cataluña. En Madrid aún no he tenido el placer. Me encantaría.